"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos" | SURda |
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12-10-2015 |
Air France
La violencia de clase empresarial
León Crémieux
El coro de los fieles al MEDEF (organización patronal, similar a la CEOE, ndlr) ha manifestado su apoyo a la dirección de Air France y a esos "pobres dirigentes violentamente agredidos", tras ver las imágenes del Director de Recursos Humanos (DRH) huyendo de la sede de Air France con el torso al descubierto.
Todo un reflejo de clase de Précresse (Republicanos, partido liderado por Sarkozy], Emmanuel Macron [Ministro de Economía del gobierno, antiguo empleado de Rothschild&Cia.), François Hollande (Presidente de la República), Manuel Valls (Primer Ministro desde marzo de 2014), Alain Vidalies (Ministro de Transporte)… que han contado con el apoyo de la CFDT (sindicato próximo al Partido Socialista) y la CGC (Confederación general de cuadros).
Los mismos a quienes no se les mueve una pestaña cuando a los trabajadores y trabajadoras se les congelan los salarios, se le suprimen puestos de trabajo o se destrozan sus carreras profesionales, y a quienes ahora mismo se les amenaza con el despido. Un desgarro mucho más grave que el que ha sufrido la camisa (aunque sea marca Boss -que surtió la indumentaria al III Reich-) del DRH.
No es de extrañar que los mismos que se lamentan por el pobre DRH sean los mismos que repiten, una y otra vez, la misma cantinela sobre la necesidad de salvar a la Compañía [Air France], sobre el arcaísmo de los sindicatos, sobre la violencia tosca de las y los asalariados, demasiado estúpidos para comprender las necesarias transformaciones económicas que quieren implementar sus inteligentes directores.
Unidad y movilización
El 5 de octubre, alrededor de 3 000 asalariados, personal de tierra y navegación, muchos de ellos uniformados, se manifestaron ante la sede de Air France para protestar contra el plan presentado por la dirección que supone una nueva supresión de 2 900 puestos de trabajo; dice que debido a la intransigencia sindical de los pilotos.
Los manifestantes superaron las verjas de acceso a la sede, escaparon a los CRS (policía antidisturbios) e invadieron la sala del CCE (Comité Empresa, donde la dirección estaba reunida con los sindicatos). Alexandre de Juniac, el director general del grupo, no se había dignado a acudir a la reunion. El de Air France, Frédéric Gagey, se fugó corriendo… con el secretario de la CGC (Confederación general de Cuadros). El DRH, Xavier Broseta y el responsable de la los vuelos de largo alcance, Pierre Plissonnier, que también querían irse sin responder a los requerimientos de las y los asalariados, fueron abucheados. En la trigulda el Sr. Broseta perdió su camisa, suprema violencia, /1 y huyo saltando la verja junto al responsable de los vuelos de largo alcance.
Un sucio plan de vuelo
La dirección anunció que "de aquí a 2017" se suprimirán 2 900 empleos y se reducirá la actividad en un 10 %; fundamentalmente en Asia. Pero durante el mismo período se abrirán nuevas frecuencias de vuelo hacia diversos destinos. Tras toda esta mascarada, el único objetivo de este anuncio es el de seguir creciendo al mismo tiempo que se destruyen centenares de empleos y acuerdos colectivos con el objetivo de incrementar el margen financiero de una compañía que va viento en popa.
La dirección quiere economizar mil millones de euros en una masa salarial de 7,5 mil millones. Una compañía que cada mes gana nuevas partes del mercado, con sus aviones están llenos a una tasa récord del 90 % y con un precio en sus billetes que no ha variado a pesar de que el precio del queroseno se ha reducido a la mitad. Tras haber suprimido 8 000 empleos, congelado los salarios y degradado enormemente las condiciones de trabajo, Alexandre de Juniac trata de infligir una derrota de calado a la plantilla para lograr alcanzar una rentabilidad de dos dígitos. Ha jugado a lo Thatcher para quebrar de forma duradera la combatividad de los asalariados y asalariadas y consolidar a los sindicatos "responsables" que desarrollan una política de colaboración.
Impedir una derrota definitiva
El primer objetivo del plan es el personal técnico de vuelo (los pilotos), con una gran puesta en escena mediática: varias semanas de negociaciones en las que la dirección, de forma premeditada y provocadora, situó la barra muy alta: exigió 100 horas de vuelo (equivalente a 200 h de trabajo) suplementarias anuales sin aumento salarial.
Ante el fracaso de la negociación, la dirección anunció el cierre de algunas líneas… y la supresión de 300 puestos de piloto. Ahora bien, en caso de haberse firmado, ¡la dirección ya había anunciado que suprimiría 300 puestos debido al aumento de productividad! Lo que la dirección busca es una derrota del sindicato mayoritario de pilotos, el SNPL (Syndicat National des Pilotes de Ligne) que el 30 de setiembre rechazó firmar el acuerdo. Y entretanto, la prensa y el gobierno denuncian a "esos privilegiados que quieren hundir la compañía".
La derrota de los pilotos se antoja necesaria para lanzarse a un segundo plan de ataque: 14 000 azafatas y auxiliares de vuelo. Ahí también, el objetivo es obtener un incremento de productividad del 15 al 20 % a través del incremento del número de horas de vuelo, la disminución de los días de descanso y reposo en escala y la reducción de la tripulación en los aviones. Al igual que el sindicato de pilotos, dos de los tres sindicatos representativos en la empresa se negaron a firmar este acuerdo.
El siguiente paso será remachar el clavo a través de nuevos ataques contra el personal de suelo (30 000 asalariados y asalariadas) con el apoyo -si no más- de la CGC y de la CFDT. Estos dos sindicatos no dejan de repetir que si los pilotos no firman el acuerdo habrá miles de despidos entre el personal de tierra. Una forma de eximir de responsabilidades a la dirección en los ataques ya previstos contra las plantillas en escalas provinciales: Marsella y Bastia a la cabeza, a las que siguen la de Orly y Charles De Gaulle.
Con el Plan A o el Plan B, el objetivo de la dirección es suprimir miles de empleos
Lejos de un diálogo social que da la voz y la capacidad de decidir a la patronal, sólo la movilización puede hacer recular a una patronal cada vez más exigente para beneficiar exclusivamente a los accionistas. El gobierno, lejos de ayudar en esta lucha, se sitúa de cabo a rabo del lado de la Dirección.
El plan de Air France, que se basa fundamentalmente en dividir a la plantilla, estaba bien elaborado y fue ampliamente difundido a través de los grandes medios de comunicación. Pero la movilización de la plantilla de este lunes (5 de octubre), con todas las categorías haciendo causa común, ha mostrado que nadie se llamaba a engaño. La masiva manifestación del 5 de octubre muestra que se ha puesto en pie una respuesta unitaria, lo que facilita la resistencia actual de los sindicatos del personal de vuelo. Por el momento esta Intersindical resiste bien a la ofensiva desencadenada en los media, pero serán necesarias nuevas iniciativas de movilización para mantener y mejorar la relación de fuerzas.
Nota1/ Olivier Besancenot@olbesancenot 2900 suppressions d'emplois. Sans-culottes 1/ Sans-chemises 0.
León Crémieux, Sindicalista de Sud-aérien y militante del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) de Francia.
Fuente original: http://alencontre.org/
Traducción de Viento Sur - http://www.vientosur.info/
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